Arrasó Obama en las elecciones norteamericanas. Pero los mercados, luego de un recibimiento dubitativo, no tomaron nota de esto y continúan su tendencia bajista, a pesar de los lógicos y esporádicos rebotes especulativos.
El presidente electo ya ha nombrado a su Secretario de Finanzas, pero aún no ha deslumbrado su plan económico-financiero para hacer frente a esta crisis mayúscula, a pesar de la reciente batería de medidas que por si soals no conforman un plan económico.
Sin embargo, a raíz de su procedencia partidaria del Partido Demócrata, podemos vislumbrar algunos pasos que dará.
Los Demócratas son más afectos que los Republicanos a estrechar los controles y favorecer las regulaciones, cosa que ha hecho mucha falta en los últimos años y que ha desencadenado la crisis. Por lo tanto se esperan mayores regulaciones y controles sobre los mercados financieros. Esta es una de los viejos reclamos que Europa le hizo a Estados Unidos y cuyo presidente Bush no ha escuchado.
Los demócratas también privilegian el gasto público, especialmente en el área social, y apoyan políticas de beneficios sociales así como de mejores condiciones para la población laboral. En una palabra: menos neoliberalismo.
Obama espera reformar el sector de la salud en Estados Unidos, muy deteriorado con Bush, y es partidario de que el país tienda a una mayor utilización de energías limpias y a depender menos del petróleo, dando cumplimiento a los distintos tratados internacionales firmados. Así, las compañías deberán de ajustarse a los nuevos requerimientos.
Sin embargo, los banqueros están preocupados porque las mayores regulaciones vayan a entorpecer los futuros negocios. Otro sector preocupado es el del armamento, en donde las ventas están en niveles récord. Se espera una disminución de tropas en Iraq, y una baja en el presupuesto para defensa.