Alrededor de los efectos de la pandemia de coronavirus en el bolsillo del usuario han corrido ríos de tinta desde la primavera de 2020. Dentro de todos los análisis, la figura de la inversión defensiva ha surgido de manera recurrente durante los últimos 13 meses.
Resulta normal que la inversión defensiva haya tenido tanto peso en el análisis relacionado con el inversor o ahorrador medio, y es que, como veremos a lo largo del artículo, en momentos de crisis la gran mayoría de pequeños y medianos ahorradores vuelve la mirada de manera casi inmediata hacia aquellas inversiones que, aparentemente, menos van a sufrir el efecto de la crisis, y abandonan aquellas que más lo van a sufrir.
Probablemente, el paradigma de esto, lo encontramos en dos sectores completamente opuestos en cuanto al efecto de la pandemia sobre su desempeño: el sector alimentario, como ejemplo de entorno de inversión defensiva, o el sector turístico como ejemplo de entorno que ha sufrido de manera grave el efecto de la crisis.
Cuando hablamos de inversión defensiva en términos financieros, nos referimos a un tipo de inversión que resiste ante las crisis económicas. Puede hacerlo de manera que apenas experimenta bajadas o incluso sea capaz de mantener sus cifras. Su propio nombre lo indica, protegen el capital de los usuarios minimizando las pérdidas y en ciertos casos éstas ni siquiera llegan a producirse.
La inversión defensiva
Son inversión defensiva las empresas de alimentación o compañías eléctricas, debido a que son productos de primera necesidad, y apenas existen probabilidades de que caigan en picado como sucedería con otro tipo de sectores en los que es más arriesgado invertir, como es el caso del sector petrolífero.
En momentos en los que la crisis económica es evidente y hace mella en numerosas inversiones, la inversión defensiva se ven teóricamente menos afectada e incluso puede aprovechar la situación para aumentar sus cotizaciones. Algo que procura beneficios a sus inversores.
Hasta aquí, parece que siempre va a salirnos más factible invertir en inversión defensiva y dejar de lado lo que suponen un riesgo mayor para nuestros bolsillos. No obstante, hay que tener en cuenta todas las posibilidades e informarse sobre qué es lo que más nos interesa, si estamos más dispuestos a asumir riesgos o no.
Lo cierto es que este tipo de inversión permite operaciones más seguras en las que podemos minimizar pérdidas, por lo que nuestros ahorros no se verán severamente dañados. También nos permitirán disponer de una parte de nuestra inversión como protección ante las pérdidas que nos puedan generar otras inversiones que dispongan de un riesgo más severo.
La mejor manera de invertir es diversificar nuestras inversiones, y no asumir en todo momento el mismo tipo de riesgo. Para esto la inversión defensiva es interesantes, ya que permite trazar una buena estrategia de menor riesgo al mismo tiempo que nos garantizan tener una parte de nuestra inversión más protegida ante las pérdidas.
Y por supuesto, también será el tipo de inversión que debemos escoger si no somos un tipo de inversor impaciente, al que no le importa no obtener beneficios de forma inmediata. Esto se debe a que los beneficios que podemos sacar de este tipo de inversión son a largo plazo, aunque siempre hay que tener presente que no va a ser igual de rentable que en otros modelos de ahorro/inversión.
Por todas estas razones, la inversión defensiva está indicada para perfiles conservadores o simplemente inversores que quieren diversificar y tener más controlado una parte de su capital.
En resumen, la mejor manera de utilizar este tipo de inversión es combinando la con otros que con una relación riesgo/rentabilidad mayor respecto a este último parámetro.