La aceptación de los depósitos, incluso en momentos de franco retroceso de las rentabilidades como el actual, no es casual. Por una parte se trata de un producto con el que buena parte de los inversores está familiarizado y por otra ofrece opciones muy sólidas para perfiles con fuerte aversión al riesgo.
Pero si hay que buscar una uno de los productos con los que, sobre todo últimamente, se están enfrentando los depósitos, sin duda y junto a los fondos garantizados nos encontramos con los fondos monetarios. Se trata de un producto tradicionalmente ligado a perfiles de inversión conservadores, aunque como es lógico con un nivel de riesgo infinitamente más alto que el de los depósitos. Los fondos monetarios se caracterizan por invertir en activos muy líquidos y de bajo riesgo.
En el mercado su rentabilidad actual va desde el 4,2% que ofrece Banco Caminos hasta el 2,06% del Eurovolar Tesorería de Banco Popular, por nombrar los que superan la rentabilidad que marca el BdE como recomendable para los depósitos y que es del 1,75%. Esto no quiere decir que no existan depósitos con remuneraciones superiores, como puede verse en los ranking de depósitos.
Sin embargo, para tener una visión completa de si apostar por los depósitos o los fondos monetarios también hay que incluir los gastos aparejados a cada producto y aquí es donde los segundos pierden buena parte de su ventaja. Y es que al rendimiento que ofrecen hay que restarle las comisiones de gestión, contratación y custodia que varían según cada entidad y que no existen en el caso de los depósitos. Pese a que la crisis ha traído consigo que cualquier inversión pueda tener problemas de liquidez, estos fondos se diferencian en eso, en que invierten en activos casi líquidos. Por este motivo la comparación de la rentabilidad que dan a un año frente a los depósitos bancarios tradicionales es lo que debemos de analizar para ver si resultan interesantes.