Difícil pregunta. Si esta cuestión se hubiera planteado hace 18 meses probablemente la respuesta unánime por la gran mayoría de analistas del sector sería totalmente negativa. De hecho los fondos inmobiliarios de algún modo fueron el paradigma de la inversión desproporcionada en ladrillo. Sin embargo, durante el pasado 2014 la cosa ha cambiado y se le añaden matices que al menos hay que tener en cuenta.
De entrada, para el inversor de a pie, para el pequeño inversor, los fondos inmobiliarios siguen teniendo ese halo de yuyu negativo que, no nos engañemos, va a ser muy difícil erradicar al menos en los productos de nuestro país. No hace tanto que los fondos inmobiliarios españoles estuvieron por debajo de los mínimos con un diagnóstico de muerte a corto plazo.
Pero algo está cambiando, o algo se está moviendo. Hace menos de medio año surgían varios informes emitidos por consultoras reputadas en los cuales España aparecía como el segundo país con las mejores oportunidades de inversión en ese sector inmobiliario. Especialmente nos interesa el informe de la consultora KPMG de comienzos de año que se detenía precisamente en las opiniones de los directivos de fondos de inversión.
Estos directivos seguían señalando a Alemania como la mejor opción para los fondos de inversión inmobiliaria, ya que un 71% de ellos elegía este país, pero un 45% nombraba también a España en los puestos de cabeza, motivo por el que ocupaba dentro de esa encuesta el segundo lugar.
Tanto la estabilidad económica mejorada, como los anuncios de mejora de la financiación y desarrollo de mercado de capitales parece estar en el origen de la recuperación de la confianza de los inversores inmobiliarios, eso, y, no olvidemos, un precio a la baja que sigue acumulando mes tras mes caídas en picado con una devaluación que ha superado ya ampliamente el 50%, es decir tenemos vivienda barata tal vez no para nuestro bolsillo, pero si para los grandes fondos inmobiliarios internacionales.
En general el inversor de a pie europeo ha vuelto a mostrar la vocación de ampliar parte de sus carteras de inversión en dirección a los activos inmobiliarios. En el caso de nuestro país la cosa ni es tan clara, ni permite una recomendación en uno u otro sentido, si acaso una prudente espera en un momento en el que además otros modelos de fondos como la propia renta variable española o europea, llevan una excelente temporada de resultados.