Sin duda el panorama que los fondos de inversión como producto financiero abren es mucho más amplio de lo que a primera vista parece, aunque, es cierto, que las principales apetencias inversoras y quieres acercar este producto desde la perspectiva de un inversor medio se encuentran muy definidas en fondos muy concretos o mejor dicho en modelos de fondos muy concretos.
Lo cierto es que simplemente buceando un poco en las ofertas vamos a encontrar probablemente modelos muy interesantes, no para todo tipo de inversor obviamente, pero que merecen tener su espacio y su atención, sobre todo, o no se trata de productos tan concretos como los que se viven a denominar como fondos de autor.
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De lugar debemos consignar que tal vez estos llamados fondos de autor, que realmente queda mejor definidos en el propio título del artículo como fondos de inversión con nombre propio, no atraviesan tal vez su mejor momento en estos dos últimos años, por supuesto sin haber desaparecido y existiendo aún pero tal vez como decimos es una perspectiva más elitista de inversión, algo que habitualmente ya mantenían pero que se ha acentuado más en un proceso de crisis global como la actual.
Realmente los fondos de autor podrían definirse como creaciones inversoras de grandes talentos de las finanzas que, en busca del producto perfecto, generan fondos muy concretos, por lo general muy complejos y que basan buena parte del gancho de su contratación en el hecho de la autoría y el reconocimiento nacional o internacional del autor.
Dónde están los fondos de inversión de autor
Este tipo de productos se puede entender en dos canales complementarios, por un lado la cada vez más compleja diversificación de las inversiones que permite la confección de productos de manera abierta y amplia, con una capacidad de selección de las inversiones aplicables realmente enorme y donde el talento inversor de determinados gestores pudo jugar un papel determinante a la hora de dicha elección y selección de inversiones, por otro lado, en un momento como el citado, la presencia de estos gestores con nombre propio detrás de un producto se supone aporta una garantía extra a las condiciones del mismo, habida cuenta que se trata de personas con prestigio y solvencia profesional contrastada en el mundo financiero.
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Esto mismo, lo que realmente marca la diferencia en este tipo de fondos de autor, hace que no resulten especialmente atractivos para el inversor de a pie, un inversor que no siga el ranking de los gestores más exitosos y que obviamente se guía más por el concepto del producto que se le propone y por el ajuste del mismo su perfil inversor, en este sentido resulta lógico entender que el pequeño inversor deposite más confianza en un concepto abierto y amplio de gestora que en el reposo sobre un único autor de todo el tejido inversor del producto que va a contratar.
Por tanto es a un inversor más especializado, más consciente de la relevancia de quien firma la autoría del producto y dispuesto a diversificar en su cartera de inversiones con un producto de estas características hacia quien van dirigidos los fondos de autor, que, a decir de determinados analistas, dan más es de la perspectiva de pequeñas gestoras que no pueden apoyarse de manera directa en su propia imagen de marca y se apoyan en la imagen y la experiencia del autor.
Son para todos los inversores
Esta es una de esas dudas razonables que surgen alrededor de los fondos de inversión de autor y decimos que es una duda razonable ya que generalmente son fondos que no se encuentran dentro de los principales canales de comercialización, y a los que, a priori, pudiera parecer más difícil acceder, por un lado, mientras que pareciera que muestran composiciones muy complejas.
Aquí hay que desmontar varios mitos, el primero de ellos tiene que ver con la progresiva incorporación de fondos de autor a los catálogos de las principales comercializadoras de fondos. Esto, efectivamente, quiere decir que se está superando de largo el hecho marginal de fondos de autor como productos excesivamente exclusivos, e incluso las grandes comercializadoras asumen la importancia de este fenómeno.
Sin duda otro mito a desmontar es el de la complejidad. Es cierto que existen fondos de autor poco adecuados para el inversor medio, pero, no es menos cierto que existen otros perfectamente asequibles, realmente la diferencia está en cómo se ha realizado la composición que en este caso responde a criterios más personales de uno o varios autores, que a un modelo de inversión colectiva una gestora.