En general, y con la prudencia que debe aplicarse al hecho de que aún falte un trimestre completo para cerrar el ejercicio, a fecha de hoy se puede afirmar que estamos ante un buen año para los fondos de inversión, y que, especialmente los últimos tres meses, el crecimiento en la participación de estos productos se puede calificar de notable.
Es cierto que buena parte de de este crecimiento tiene mucho que ver con el aumento de las inversiones en la dirección de los fondos más prudentes y renta fija básicamente, un crecimiento que tiene que ver por un lado con la prudencia que caracteriza aún al inversor medio después de los batacazo los inversores de hace tan sólo tres o cuatro años, y, por otro lado, con la entrada en este tipo de productos de capitales provenientes del vencimiento de depósitos, algo también comprensible desde la perspectiva de un año en el que el rendimiento de las imposiciones a plazo fijo ha descendido prácticamente a la mitad en menos de 12 meses, siendo batido en su media de remuneración prácticamente por cualquier fondo de los que hemos indicado anteriormente.
Sin embargo, y tal vez también como respuesta a una sensación de optimismo relativamente sensible y creciente en los últimos meses, la renta mixta y la renta variable han ganado enteros en la preferencia del inversor, y, encontramos en ambos modelos de fondos un crecimiento apreciable.
Hay diferentes variables en esta realidad, sin embargo la sensación (aún no unanime pero sí muy presente) de que los techos en la renta fija están relativamente agotados, y, una posibilidad nada descartable de aumento de los tipos que penalice a este modelo de inversión, puede también estar en el origen de la búsqueda de mayores niveles de rentabilidad, teniendo en cuenta además que una buena representación de fondos de renta variable españoles están presentando comportamientos ciertamente interesantes.
De hecho, y además del buen comportamiento que la renta mixta también ha presentado, con productos ofreciendo una revalorización es más que atractivas en lo que llevamos de año, las mejores sensaciones se van directamente a la renta variable, donde además el nivel de suscripciones demuestra un interés del inversor que, por ejemplo, hace dos ejercicios no resultaba en absoluto tan evidente.
