Está claro que las emociones juegan un papel importante en la toma de decisiones que realizamos a lo largo de nuestra vida, especialmente en aquellas que están estrechamente relacionadas con nuestras finanzas personales.
A pesar de que pueda parecer que no es para tanto, las emociones tienen mucho protagonismo en nuestras decisiones financieras, ya sea desde contratar un préstamo hipotecario o un fondo de inversión, como es el caso.
Por esta razón, es importante aprender a identificar las emociones que sentimos a la hora de contratar cualquier tipo de producto financiero, y saber manejarlas de la mejor manera posible para que no nos perjudiquen en la toma de decisiones.
Emociones e inversión
Uno de los sentimientos que más suele dominarnos en casos como este, es el miedo. Esto es algo completamente natural, cualquiera teme perder su dinero si no toma la decisión que mejor le conviene, pero no por ello debemos dejar pasar buenas oportunidades. Puede que nos encontremos ante un buen producto financiero y el miedo no nos deje valorarlo como se merece.
Además, aunque suframos algún tipo de pérdida, eso no quiere decir que dicho producto vaya a llevarnos a la ruina automáticamente. Dependiendo de la tolerancia al riesgo de cada uno, podemos perder más o menos capital, pero esto es algo presente en la inversión. Cuando se busca la rentabilidad a largo plazo no debemos dejarnos llevar por el pánico ni por el pesimismo, especialmente en momentos tan complicados económicamente.
Tampoco el miedo puede confundirnos sobre el tipo de perfil inversor que somos, ya que es muy probable que una vez que venzamos los miedos y los dejemos atrás, nos demos cuenta de que realmente nos interesa contratar productos que nos aporten mayor rentabilidad, aunque el nivel de riesgo pueda ser elevado. Todo es cuestión de informarse correctamente sobre nuestras finanzas y tener clara la manera en la que queremos sacarles partido. Una vez que eso ocurra, es cuando de verdad podremos superar los miedos referentes a las finanzas.
No obstante, el miedo no es el peor sentimiento a la hora de contratar productos financieros. El sentimiento que más nos puede llevar a la ruina con nuestras inversiones o cualquier otro tema financiero, es el exceso de confianza. Este, nos nubla la razón y nos hace creer que podemos arriesgar más de lo que realmente necesitamos, lo que conlleva más probabilidades de perder todo nuestro capital, por no haberlo visto venir antes.
Es crucial ser razonables y realistas con todos los pasos que damos en nuestra vida, por supuesto también con todo lo relacionado con las finanzas. Si hay un producto financiero que no se encuentra a nuestro alcance o requiere más pérdidas de las que nuestra cartera de inversiones puede soportar, no hay que contratarlo, sino buscar otro que se adapte mejor a nuestras necesidades económicas personales.
Por otro lado, ser demasiado conservador con nuestro dinero también nos va a dificultar mucho a la hora de querer sacar rentabilidad a nuestro capital. Ser conservador está bien, pero como todo, en su justa medida. Es muy posible que dejemos pasar un buen producto financiero a causa de no querer perder nuestro dinero bajo ningún concepto, y esto sin duda es un error.