En épocas de crisis o post crisis como la actual, y en lo que se refiere a las inversiones, es bastante natural que recibamos mensajes contradictorios dependiendo de quién los emita, mensajes que en algunos casos hablan de algo similar a una hecatombe en cuanto a lo que a productos de inversión se refiere, por lo que lo que toca es buscar refugio para el dinero y esperar mejores tiempos, y otros mensajes que en el vértice contrario nos dicen que éstos también pueden ser grandes momentos para las inversiones y para productos como los fondos de inversión de manera más concreta.
Probablemente desde un punto de vista realista la posición más correcta entre estos extremos estaría precisamente en el equilibrio, sin embargo, como este es un espacio destinado a un instrumento de inversión como los fondos, no podemos sustraernos a la realidad y constatar que efectivamente existen productos que no sólo mantienen rentabilidades interesantes en épocas como la actuales sino que probablemente, tal y como es el caso de los Hedge Fund, puede llegar a ser capaces de aprovechar las debilidades de los mercados y favorecer de este modo su rentabilidad.
Si tratamos de hacer una explicación simple de lo que es un Hedge Fund realmente podremos acudir a una posible traducción del término, y definirlo como un fondo de inversión libre.
Probablemente la particularidad más relevante en principio a analizar es el hecho de que quienes gestionan estos instrumentos van a poseer la libertad de elección tanto las estrategias como los activos en los que el producto invierten patrimonio; de esta manera van a poder acceder por ejemplo a inversiones a muy corto, inversiones a la baja, sobre tanto índices como acciones de cualquier mercado, con la particularidad de que tienen permitido la realización de tácticas de coberturas a través de la adquisición de productos derivados, futuros, warrants, divisas… a los que acudir en busca realmente de estrategias de alta cualificación.
Estas posiciones cortas que estos productos pueden tomar les van a permitir la toma de acciones en lo que prácticamente podrían considerarse operaciones de compra a crédito para venderlas en el mercado según se adquiere el préstamo, el inversor de esta manera viene a asumir compromisos de devolución sobre plazos pactados, generándose las ganancias en el momento en que las acciones bajen de precio, al devolverse y recomprar ser más baratas, en la diferencia de esta compra hasta la ganancia.
Entendiendo lo anterior podemos llegar a comprender que nos encontramos ante productos que, en primer lugar, no son sencillos en cuanto a composición y funcionamiento, y que, efectivamente, sacan un beneficio evidente de los movimientos de retroceso de las bolsas, algo muy aplicable por ejemplo a los movimientos de los valores en nuestro país, donde efectivamente operan este tipo de productos obteniendo rentabilidades realmente interesantes en función de las caídas de los valores.