Hubo un tiempo en que lo más fashion de la industria financiera era ser gestor de hedge funds. Hubo una época en que los especialistas de las mesas de dinero de los bancos dejaban sus puestos y montaban su propio Fondo de inversión.
Eran tiempos de volatilidad controlable, financiación barata e innovación financiera. Los vehículos de moda para invertir en la infinidad de nuevos instrumentos financieros eran los Hedge Funds: por definición, pueden invertir en casi cualquier cosa.
Esta época se extendió desde el 2000 hasta el 2007, donde el número de fondos pasó de los 4.000 a los 10.000 y el patrimonio bajo gestión se multiplicó por tres, pasando de 491.000 millones de dólares a 1,9 billones.
Pero llegaron las SubPrimes y estalló la burbuja del crédito, desapareciendo el dinero fácil. Y los hedge funds, que habían ganado tanto durante años gracias al apalancamiento, se vieron obligados a reducir su deuda, presionados por sus prestamistas de un lado, y por sus inversores del otro, exigiendo su dinero.
El 2008 fue catastrófico para los Hedge Funds: su patrimonio se desmoronó un 29%. Pero también este número puede resultar corto, ya que muchos fondos han suprimido temporalmente los reembolsos con una especie de corralito financiero. Esto hace intuir que, para marzo, cuando se abran las ventanas de liquidez, se producirá otra salida masiva de capital. En la pérdida de patrimonio tampoco se tiene en cuenta la cifra de salidas el capital de los fondos que han quebrado. Que no han sido pocos…
Los fondos se han visto obligados a vender -mal- los activos más líquidos, aquejados por la demanda de reembolsos. Y eso ha provocado pérdidas en las carteras del orden del 19% durante 2008.
Los expertos vaticinan que el cierre de fondos y la caída patrimonial va a ser muy fuerte, y no descartan que el número de hedge funds se reduzca a la mitad, en torno a los 5000. Se dice también que «sobrevivirán los fondos con mejores rendimientos y los más transparentes. La desaparición de fondos va a ser brutal. Pero no se asistirá a la desintegración de la industria, sino a una limpieza que desembocará en un sector más regulado y transparente». Era lo que le faltaba al sector, sin dudas.
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