Lo que parecía enterrado… vuelve con fuerza
Hace no tanto, si te hablaban de fondos garantizados, seguramente torcías el gesto. Eran lentos, planos, poco rentables. Parecían cosa del pasado, ¿no? Pues resulta que no. En pleno 2025, y con los mercados como están —sube hoy, cae mañana—, están volviendo a sonar fuerte. Y con razón.

Porque ahora mismo, con la incertidumbre económica que vivimos, mucha gente está buscando lo mismo: no perder dinero. Tan simple como eso. Si encima puedes rascar una rentabilidad aceptable, mejor que mejor.
Y ahí entran de nuevo estos fondos. No prometen maravillas, pero sí una cosa que vale oro en tiempos revueltos: seguridad. Te garantizan el capital si aguantas hasta el final. Algunos, además, ofrecen un rendimiento fijo. Otros, te dan una parte ligada a índices. Pero siempre con una condición clara: aguanta hasta el vencimiento.
¿Por qué están volviendo?
Por lo de siempre: cuando las cosas se ponen feas, nos volvemos más prudentes. Hoy el Euribor está por las nubes, la renta fija se mueve con nerviosismo y la bolsa es una montaña rusa. Y en ese escenario, los fondos garantizados han encontrado su hueco.
De hecho, muchos bancos ya están moviendo ficha. Aquí van algunos ejemplos muy concretos de lo que se está cocinando:
- Gescooperativo ha sacado un fondo que garantiza el capital y da un 5,40% acumulado a cinco años vista. Se llama Rural VIII Rentabilidad Garantizada FI.
- Abanca tiene su Abanca Garantizado 2025 FI, con un 3,44% anual y una volatilidad muy baja, casi ni se mueve.
- Santander ofrece un producto garantizado ligado al Euribor, con una rentabilidad que puede llegar al 2,5% anual, con mínimos asegurados.
No son rentabilidades espectaculares, no. Pero tampoco lo pretenden. Van dirigidos a otro tipo de inversor. Uno que prefiere dormir tranquilo.
¿Te convienen o no?
Depende de lo que busques.
Si lo que quieres es algo sin sustos, que no dependa del humor del mercado, un fondo garantizado puede ser buena idea. Pero ojo: tienes que dejar claro que ese dinero no lo vas a tocar en años. Porque si sacas el dinero antes del vencimiento, te puedes llevar un disgusto.
Tampoco esperes rentabilidades del 10%. No es su juego. Son productos pensados para proteger, no para multiplicar.
Eso sí, hay que leerse bien la letra pequeña. ¿Ventanas de liquidez? ¿Comisiones? ¿Cómo está estructurada la garantía? No todos los fondos son iguales, y algunos esconden más letra pequeña que un contrato de móvil.
Y un apunte más: estos fondos están pensados para perfiles conservadores. Si tienes un perfil más dinámico o vas a largo plazo y puedes aguantar los vaivenes del mercado, hay otras opciones más rentables. Pero si te quita el sueño ver tu inversión bajar, puede que esto sea justo lo que necesitas.
En resumen, los fondos garantizados están viviendo una segunda juventud. No son para todo el mundo, pero si lo que buscas ahora mismo es proteger tu dinero y tener algo de rentabilidad sin sobresaltos, pueden ser ese producto que dabas por muerto… y que, sorpresa, ha vuelto con vida.