Recientemente se volvía a realizar una emisión de bonos ligados a la inflación. Este modelo de deuda pública que resulta muy frecuente en países de la eurozona no se había utilizado aún en nuestro país, lanzándose la primera emisión en el pasado mes de Mayo y sucendiendo posteriormente varias emisiones incluyendo la de este mes de Noviembre, todas con muy buena aceptación.
De hecho tanto fue así que para una colocación final de 5.000 millones de euros la demanda multiplicó esta cantidad prácticamente por cuatro superando los 20,000 millones.
Bonos ligados a la inflación: todo lo que necesitas saber
Bonos ligados a la inflación: todo lo que necesitas saber
Para el usuario de acostumbrado a los bonos y letras del tesoro público puede resultar un tanto lioso el concepto de los bonos ligados a la inflación, vamos a tratar de acercarnos a este tipo de oferta de manera simple, teniendo en cuenta que con toda probabilidad este modelo de emisión se volverá a repetir.
¿Por qué ligados a la inflación?
En principio se trata de un bono similar a los que no se encuentran ligados a la inflación, la principal diferencia estriba en que el poseedor de estos bonos recibirá como garantizada la retribución de una parte del cupón mientras que el resto del cupón va a evolucionar y rendir a partir de la propia evolución de la inflación.
En este caso anualmente se percibe aquella parte del cupón garantizada mientras que en el momento del vencimiento (la presente emisión colocaba los bonos a 10 años) se retribuirá el resto en función de cómo ha evolucionado la inflación.
¿Para quién son más adecuados estos bonos?
Se trata de una inversión a largo plazo y obviamente para un perfil conservador, en cualquier caso resulta más indicada para quienes necesitan compensar las pérdidas de valor que se producen por la inflación, por ello, lo habitual en este tipo de subastas es la alta presencia de los grandes gestores de planes de pensiones o las aseguradoras.
Si tomamos como referencia esta primera emisión podemos comprobar lo anterior cuando se confirma que la demanda previa a la colocación de los bonos se correspondía el 41% por las gestoras de fondos, seguidas de los bancos y los fondos de pensiones.