Fondos de inversión en países emergentes (II)

Concluimos con este artículo esta pequeña serie de dos textos dedicados a los fondos de inversión en países emergentes, un modelo de fondos que, como veíamos en el anterior artículo efectivamente son productos catalogados de alto riesgo en cuanto a la inversión, con una volatilidad importante, pero, como también reflejábamos en el mismo texto, resultan ser unos productos que pueden aportar rentabilidades realmente importantes.

En ese mismo artículo afirmábamos que, controlando lógicamente la inversión, no resultaba en absoluto descabellado incluso dentro de una cartera de inversión con un perfil más conservador, considerar la posibilidad de la inclusión parcial dentro de dicha cartera de este tipo de productos por cuanto de alcanzar cotas interesantes de rentabilidad pueden contribuir a mejorar mucho la rentabilidad media del general de la cartera.

Sin embargo, es cierto, que aunque todos los fondos de inversión requieren de unas claves previas por parte de los usuarios dispuestos a contratarlos, en el caso de los fondos de inversión en países emergentes estas claves deben ser respetadas aún con mayor rigor.

En primer lugar algo absolutamente común a la contratación de cualquier producto bancario; su comprensión.

Debemos partir de la base en este caso que la composición de este tipo de productos suele ser realmente compleja, por lo que ciertamente deberemos hacer un esfuerzo como usuarios medios en comprender las claves básicas y elementales del funcionamiento que se nos ofrece.

Obviamente nos encontramos, como hemos repetido, ante un producto de riesgo, del mismo modo que comprendemos y asumimos que podemos obtener un alta rentabilidad debemos comprender y asumir que al tratarse de productos volátiles podemos sufrir pérdidas, lo que enlaza directamente con otra clave fundamental; invertir en este tipo de producto capitales que realmente no vamos a necesitar a corto (incluso medio) plazo.

Los fondos de inversión en países emergente en ningún caso resultan aconsejables si existe la previsión de necesitar el capital invertido en plazos cortos por lo que de darse tal situación ni siquiera debemos plantearnos que entren a formar parte de nuestra cartera de inversión.

Ya hemos repasado tres claves fundamentales; conocimiento del producto, conocimiento de nuestra realidad y posibilidad de inversión y disponibilidad del capital a medio y largo plazo, sin embargo debemos concluir con otra pieza de este puzle que, tal vez, no parta de un punto de vista técnico, pero, sin embargo, desde luego tiene que ver en cualquier oferta de producto, sea financiero o no; la seguridad que el ofertante nos produzca.

Debemos afirmar, porque además es un hecho contrastado, que los milagros, los chollos y las rentabilidades descomunales no existen, y, en todo caso, no existen en la media de productos a los que podemos acceder, por lo que realmente cualquier oferta que no nos aporte garantía de confianza, que nos parezca excesivamente superior a la media en lo que a rentabilidades se trata, que nos hable de garantía dentro de productos que sabemos que no son garantizados, debe ser mirada con lupa.

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