La semana pasada se ha dado a conocer el índice de inflación en Estados Unidos, el cual aumentó más de lo esperado, llegando al 1.1% en Junio y el 5% en los últimos 12 meses. No es ningún secreto que esto es debido al alza de los costos de la energía y de los alimentos, que poco a poco se están propagando a toda la economía.
La inflación está complicando seriamente la labor de la Reserva Federal, que combate simultáneamente el alza de los precios y un crecimiento económico anémico. ¿Por qué?
La Fed se está enfrentando a una disyuntiva realmente complicada: si decide subir las tasas de interés para atenuar las presiones inflacionarias, podría agravar la ya frágil salud del sistema financiero y debilitar aún más el crecimiento. Por otra parte, si no altera las tasas, el riesgo es que la inflación se descontrole.
Hasta ahora, la Fed ha optado por priorizar el crecimiento y la estabilidad financiera a costa de un aumento de la inflación. Sin embargo, declaraciones recientes del titular dicen que “la inflación es demasiado alta”.
Es probable que la Fed ya hubiese empezado a subir las tasas de no ser por la mala salud del sistema financiero. Los bancos estadounidenses han debido asumir grandes pérdidas relacionadas a las hipotecas subprimes. Por otra parte, la inflación se acerca al punto de que los salarios están perdiendo rápidamente su poder adquisitivo y hay riesgo, si estos aumentan, de desatar una espiral inflacionaria.
¿Que hará finalmente la Fed? Se abren las apuestas…
Fuente: Wall Street Journal Americas
